hoy tuve una jornada larguísima y aún así dediqué tiempo nocturno al trabajo cultural gratuito y precario. al final es uno de los afectos unipersonales que me mantienen vivo en la no-vida vampírica del capital. estoy escribiendo una serie de cuentos, los hila una IA fantasmagórica que los relata en un cyberbar en tren de invocar el contacto.
parece que Cormillot, que acaba de tener un hijo a los 83 años, se puso a llorar en lo de Mirtha porque no iba a conocer a su nene de grande. qué asco me da todo ese mundo farandulesco, en cualquier momento se pone en criogénesis para conocer a sus nietos. encima después habla de gerontofobia, el hijo de mil yutas... gerontofobia es lo que está la jubilación mínima, pedazo de rancio.
full piquete y goma quemada